Bolivia se ha embarcado en un método novedoso para nombrar jueces: mediante voto popular.
Los únicos países que eligen jueces son Estados Unidos, Suiza y Japón, pero sólo lo hacen a nivel local.
Esto empezó en 2009 con la nueva constitución.
Siguieron elecciones judiciales en 2011 y 2017.
En 2011, el pueblo votó para decidir si formaría parte de la Corte Suprema de Justicia y del Tribunal Constitucional Plurinacional.
Los candidatos a la Corte Suprema deben ser aprobados por dos tercios de la Asamblea Legislativa Plurinacional.
Esta fue la primera vez que un país latinoamericano eligió directamente a sus más altos funcionarios judiciales.
Sin embargo, los candidatos judiciales no pueden hacer campaña.
Probablemente se trate de una decisión inteligente, ya que elimina la politiquería abierta del proceso.
También elimina la necesidad de recaudar fondos electorales y el problema que surge cuando un candidato recauda mucho más dinero que otros.
¿Cuáles son los beneficios potenciales de un sistema de este tipo?
Sus defensores argumentan que puede conducir a la “democratización” del poder judicial. En Bolivia, el poder judicial ha estado asociado con el poder estatal. Históricamente, ha estado dominado por los niveles más altos de la sociedad: por personas de las ciudades que han tenido acceso a estudios terciarios y a importantes recursos financieros.
El poder judicial ha sido visto como un campo relativamente difícil de penetrar, especialmente para la población indígena de Bolivia. Es una profesión con su propia terminología, normas y procesos complicados. No es el mundo más fácil de penetrar.
El voto popular da a la gente común más participación en el sistema y más poder de decisión sobre quién preside los tribunales.
En Bolivia, los candidatos judiciales deben ser aprobados por el Congreso. ¿Significa esto que serán lacayos políticos del partido gobernante?
Si se tiene un sistema en el que hay dos partidos políticos importantes con peso aproximadamente igual, hay muchas posibilidades de que los aprobados sean aceptables para ambas partes y, por lo tanto, no sean abiertamente políticos.
Por otro lado, si el parlamento está esencialmente dominado por un solo partido, hay más posibilidades de que los candidatos aprobados sean vistos como designados políticos del partido gobernante.
¿Cuál es la composición del parlamento Boliviano?
En las últimas elecciones de 2020, el partido Movimiento al Socialismo (MAS) obtuvo el 55% de los votos. Obteniendo la mayorías en la Cámara de Diputados y en la Cámara de Senadores. En cifras absolutas, el MAS obtuvo 75 de 130 escaños en la Cámara de Diputados y 21 de 36 escaños en la Cámara de Senadores.
Por lo tanto, el MAS tiene mayoría simple en ambas cámaras pero no mayorías de dos tercios.
Incluso si los candidatos propuestos son cercanos al MAS, no hay garantía de qué candidatos individuales elegirá el pueblo.
La perspectiva de que un candidato sea impuesto a la gente puede provocar una oposición a ese candidato.
¿Cuáles son algunos de los posibles aspectos negativos de la elección por voto popular?
El voto es obligatorio en Bolivia.
La proporción de votos en blanco o nulos en las elecciones de 2011 fue del 60% mientras que en 2017 fue del 67%.
Basándose en estas cifras, se podría argumentar que la gente es apática hacia el sistema. Otra interpretación puede ser que en realidad se oponen al sistema.
Durante estas elecciones, puede haber cientos de candidatos en la boleta.
Es difícil para la gente conocer a los candidatos y mucho menos elegir entre ellos.
Algunos han expresado su preocupación de que la elección de jueces mediante elección popular pueda estar abierta a manipulación financiera.
México – probando el modelo boliviano
México también ha tratado recientemente de introducir el modelo boliviano para elegir magistrados, jueces y ministros de la Corte Suprema de Justicia.
En México los magistrados deben tener al menos tres años de experiencia.
Un rol de la Corte Suprema en México dura 9 años.
El modelo estadounidense
En Estados Unidos, los candidatos a la Corte Suprema son nominados por el presidente, pero deben ser aprobados por el Senado por mayoría simple.
No son elegidos por el voto popular del pueblo.
Históricamente en Estados Unidos, republicanos y demócratas han mantenido, en general, un equilibrio aproximado en el Senado.
Sin embargo, un partido suele controlar el Senado en un momento dado y por lo tanto, tiene una mayoría simple.
Si bien los fundadores de Estados Unidos buscaron tener un sistema de controles y contrapesos, muchas personas han observado con el tiempo que las decisiones de nombrar jueces de la Corte Suprema pueden ser políticas. Los nuevos jueces a menudo reflejan el lado político y la filosofía del presidente estadounidense en ejercicio. En otras palabras, una persona designada puede no haber sido elegida políticamente mediante el voto popular del pueblo, pero eso no quiere decir que el proceso mediante el cual fue nombrado estuvo libre de influencia política.
Mi reacción inicial fue retroceder ante la elección de jueces por voto popular. Lo ideal sería que nuestros jueces fueran judiciales en lugar de políticos.
Bolivia ha implementado algunas medidas para evitar la politización crasa del poder judicial, prohibiendo, por ejemplo, la campaña electoral.
Es difícil imaginar que, el papel de los jueces no se politizará más. Evidentemente Bolivia está dispuesta a experimentar con un modelo diferente y otros países también están, como podemos ver desde México, siguiendo su ejemplo.
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